Serenazgo: Proceso de selección

El proceso de selección de los serenos es todavía muy informal y se encuentra poco regulado. Quizá el esfuerzo más ambicioso para establecer criterios comunes es el perfil del sereno asumido por los distritos que integran el Serenazgo sin Fronteras, a propuesta de Breña, Pueblo Libre y Jesús María.

En si el proceso no está regulado. Esto significa que asuntos claves de este, como su periodicidad y los criterios de selección, son definidos por el responsable de seguridad o el jefe del serenazgo. En algunos casos, ellos mismos conducen el proceso; en otros, está a cargo de la gerencia de recursos humanos. Hay, sin embargo, algunas experiencias interesantes en las que equipos colegiados conducen el proceso, como en San Miguel, Santa Anita, Jesús María y Puente Piedra. La periodicidad está determinada, en la mayoría de los casos, por las necesidades del servicio. Los serenazgos no cuentan con un cronograma preestablecido para el proceso de selección. Los criterios más frecuentemente utilizados en la práctica para la selección de los serenos son que tengan secundaria completa (92%) y una buena talla (78%),así como que residan en el distrito (56%), que tengan formación militar (53%),que sean jóvenes (50%) y que sean varones (47%). La formación policial apare-ce menos importante, con 42%. Llama la atención el contraste que hay entre los criterios que se aplican en la práctica y los incluidos en el perfil del sereno adoptado por los distritos que integran el Serenazgo sin Fronteras.

Para el proceso de selección, los municipios solicitan los antecedentes de los postulantes. Los más exigidos (97%) son los policiales, que están referidos a la existencia o no de una investigación policial. Algunos municipios; como Carabayllo, Santa Anita, El Agustino, Pueblo Libre y Punta Negra; solicitan la colaboración de la Policía para verificar los antecedentes y para determinar si existe requisitoria; orden judicial de captura; contra el postulante. San Isidro coordina con inteligencia policial. Tres de cuatro serenazgos solicitan los antecedentes penales, que dan cuenta de condenas judiciales; una proporción igual solicita los laborales; y dos terceras partes exigen los judiciales, que dejan constancia de una privación de libertad. Algunos municipios, como Ate y Lince, reconocieron que verifican los antecedentes recién después de contratado el postulante. Si el postulante ha servido en instituciones uniformadas, el 71% de los municipios solicitan la evaluación del desempeño, requiriéndose, por tanto, la presentación del pase a retiro. Surquillo también pide referencias a las últimas unidades donde se desempeñó el postulante, y San Isidro exige referencias personales.

Solo la mitad de los serenazgos toman examen de ingreso. La otra mitad se limitan a revisar la documentación solicitada, sin someter al postulante a un examen propiamente dicho. Tanto Los Olivos como La Victoria cuentan con el conjunto de exámenes más completos. El primero toma exámenes físicos, psico-lógico y de conocimientos; el segundo, además, exige el examen médico.

Formación

Al igual que el proceso de selección, el de formación está poco regulado. En realidad, solo 17% de los serenazgos requirieron contar con un proceso de formación definido. Por ello, quien define el contenido de ambos procesos es el encargado de seguridad ciudadana, el jefe de serenazgo o el propio jefe de instrucción. El 75% de los municipios cuentan con un jefe de instrucción; solo los más pequeños o precarios no lo tienen. En el 44% de los serenazgos con jefe de instrucción, él es un policía en retiro; en el 26%, un civil; y en el 22%, un militaren retiro. Surquillo declaró contratar a un policía en actividad, en sus días de franco, para realizar esta tarea. San Juan de Miraflores dijo haber contratado a una empresa de seguridad privada para la formación de sus serenos. A pesar del elevado número de serenazgos que sí cuentan con un jefe de instrucción, la formación básica; cuando existe; es, en general, muy pobre y claramente insuficiente. Un encuestado declaró carecer de un sistema de formación. Donde este existe, su extensión fluctúa entre una hora y un día, en un extremo, y en 120 ó 168 horas lectivas, que se dictan a lo largo de dos o tres meses, en el otro. Tal es el caso de Los Olivos, Jesús María y La Molina. Estos dos últimos y San Miguel cuentan con sus propias escuelas de serenos, aunque todas se han constituido recientemente. San Isidro, que fue el primero en contar con una escuela de serenos, decidió clausurarla por considerar que no se justificaba el esfuerzo. Jesús María, en cambio, aspira a contar con una escuela modelo y, con el apoyo de la Universidad del Pacífico, está realizando innovaciones con nuevas metodologías de enseñanza y de liderazgo. Esta experiencia calificó como una buena práctica en seguridad ciudadana en la quinta edición del premio organizado anualmente por Ciudadanos al Día, auspiciado por Ciudad Nuestra (Costa, Romero y Moscoso 2010: 38-39).

Incluso en los municipios que cuentan con escuelas de serenos, la instrucción se alterna con las jornadas de trabajo. Finalizada la instrucción, solo unos pocos; como El Agustino, Pueblo Libre y Lince; hacen una evaluación de sus efectivos, porque los otros la consideran innecesaria, dado que ya fueron incorporados al servicio durante el proceso de selección. En los casos en los que sí se los evalúa, el proceso de evaluación tampoco es determinante para definir si se contrata o no al sereno. La pobre formación que se imparte a los serenos al incorporarse al servicio; salvo las excepciones anotadas; no se ve compensada con un sistema de capacitación permanente a lo largo de la carrera. Los serenazgos sostienen que imparten instrucción de manera casi permanente, aunque reconocen que esta consiste en dar a los serenos orientaciones generales y recomendaciones para el cumplimiento de sus funciones, más que en brindar programas debidamente estructurados.

 

Desarrollo de carrera funcionaria

Se advierte un desarrollo aún muy insuficiente de lo que podría ser la carrera funcionaria del sereno. Todavía no se ha desarrollado un adecuado sistema de selección y formación. Mucho menos existen criterios comunes aplicables a estos procesos. Solo dos de cinco serenazgos tienen una política de ascensos, lo que constituye el punto de partida de un escalafón. En general, en la base se encuentra el sereno, y en la cúspide de la pirámide, el jefe del serenazgo y el jefe de operaciones. Debajo de ellos están los supervisores y los operadores de los centros de información y de las cámaras de video vigilancia. El sereno chofer constituye una categoría superior al sereno de a pie.

El 83% de los serenazgos cuentan con alguna forma de evaluación del desempeño, aunque su periodicidad varía en forma significativa entre la evaluación diaria y aquella que ocurre semanal, quincenal, mensual e, incluso, anualmente. Cuentan con una evaluación diaria el Cercado y Villa María del Triunfo. Algunos municipios; como San Isidro, Magdalena, el Cercado y Los Olivos; reconocen y premian al sereno del mes. Incluso, Breña otorga una bonificación de 10.000 nuevos soles al mejor sereno del año. La evaluación del desempeño de los serenos se ve facilitada por el uso de tecnologías de punta por los centros de información, desde los que se supervisa el despliegue. Destacan entre ellos la georreferenciación, el GPS y las cámaras de video vigilancia. Especialmente notable es el caso de San Isidro, que probablemente cuenta con la tecnología más sofisticada aplicada a la gestión de sus recursos, tanto humanos como logísticos. Esto le permite, por ejemplo, conocer en tiempo real cuál es el despliegue de sus unidades y efectivos, o cuál fue ese despliegue hace una, dos o tres semanas. Las cámaras de video vigilancia permiten, entre otras cosas, determinar la rapidez de la respuesta de sus unidades ante una llamada de auxilio. Ambos instrumentos son de mucha utilidad para investigar quejas contra el personal y contribuyen a transparentar la actuación de los serenos. El 2009, este instrumento de gestión fue reconocido por Ciudadanos al Día y Ciudad Nuestra como una buena práctica en seguridad ciudadana (Costa, Romero y Moscoso 2010: 30-33).

Lo interesante es que la información conseguida por estas tecnologías en San Isidro y otros distritos está a disposición del público en tiempo real a través de la página web. Es el caso de los mapas georreferenciados de Lurín, La Victoria, Lince y Puente Piedra, así como de las imágenes de las cámaras de video vigilancia de Surco e Independencia. En el 50% de serenazgos existe un régimen disciplinario específico. Ahí donde no, se aplican las normas del procedimiento administrativo regular. Tres de cuatro serenazgos cuentan con un registro de sanciones, aunque aún no hay un registro compartido por todos. Sin embargo, el 11% de los serenazgos sostuvieron que sí comparten información, lo que constituye el germen de un registro metropolitano; estos distritos son el Cercado, El Agustino, Lince y Breña, que forman parte de Serenazgo sin Fronteras. La ausencia de un registro único permite que un sereno despedido en un distrito sea contratado en otro. En la mayoría de distritos (56%), el municipio se hace responsable de los daños en que pudiera incurrir su personal. En el 92% de los casos, los municipios se hacen cargo de la defensa legal de los serenos procesados. Todos los entrevistados señalaron que existen múltiples canales para la presentación de denuncias contra los serenos. Estas pueden ser verbales o escritas; formuladas en persona, por teléfono, por correo electrónico o a través de la página web; presentadas en el local municipal, en los puestos de vigilancia o en las móviles del serenazgo; y dirigidas al jefe de grupo o del serenazgo, a los responsables de seguridad ciudadana o de participación vecinal, a los regidores o al alcalde. No existe un solo procedimiento de denuncia, sino varios, y el personal se siente permanentemente observado y fiscalizado por la ciudadanía. Contribuye a ello el hecho de que las comunicaciones con los serenazgos se hacen, principalmente, por vía telefónica o electrónica, lo que le ahorra al ciudadano los desplazamientos y las largas esperas en las dependencias administrativas.

 

Condiciones de trabajo y bienestar

El tipo de contrato más extendido es el administrativo de servicios (CAS), que es un contrato a plazo fijo, renovable y que contempla algunos beneficios, como un día de descanso a la semana, 15 días anuales de vacaciones, seguro de salud (EsSalud) y una pensión opcional. El 44,4% de los serenazgos tienen exclusivamente este contrato. Un 22% adicional lo comparten con otras modalidades de servicio. En algunos casos (17%), subsisten los servicios no personales (SNP) como modalidad exclusiva, aunque presente en un 22% de los municipios. El menos utilizado es el contrato de trabajo, en planilla, a plazo indeterminado, que otorga el íntegro de los beneficios laborales. Solo el 11% de municipios lo utilizan como modalidad única, aunque pervive en otro 17%.

Los servicios no personales no conllevan benecio laboral alguno y pueden ser resueltos en cualquier momento por el empleador, sin justificación de causa. Esta fue la modalidad más extendida en los últimos años, y sustituyó a la planilla, que se dejó de lado por su rigidez y por la pesada carga previsional que entrañaba. Ambos han sido sustituidos como modalidad predominante por el CAS, que tiene la ventaja de garantizar ciertos derechos laborales del trabajador sin otorgarle un contrato de trabajo indefinido. Un número minoritario de serenos cuentan con todos los seguros. La mayoría(86%) tienen un seguro de salud; principalmente en EsSalud; y, en menor medida, son atendidos en el Ministerio de Salud. En cambio, la tercera parte cuenta con seguro contra accidentes y solo el 14%, con seguro de vida. Los serenos mejor cubiertos, por cuanto tienen los tres seguros, son los de El Agustino, Santa Anita, Independencia y Los Olivos.

La periodicidad de los contratos es, en general, muy corta. Dos de cada tres serenazgos tienen contratos trimestrales; 12,5%, mensuales; otro 12,5%, semestrales; y un 6,3%, anuales..

Todos los serenazgos otorgan uniforme a sus serenos, en promedio dos veces al año. Solo los serenazgos de Surco, Los Olivos, Puente Piedra y Barranco tienen a su personal; o a parte de este; en el sindicato del municipio. En lo que se refiere a la jornada laboral, la mayoría de serenos (70%) trabajan seis días a la semana, con turno fijo, y descansan uno. El turno fijo fluctúa entre 8 y 12 horas, aunque la mayoría laboran 8. Un 17% adicional tienen el mismo régimen de trabajo, solo que con turnos flexibles. Solamente tres serenazgos cuentan con el régimen de 24 horas de trabajo por 24 de descanso, y dos con el de 24 horas de trabajo por 48 de descanso.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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