Todas las centrales nucleares están diseñadas y construidas para resistir los efectos de las peores situaciones ajenas a la central, consistentes en fenómenos naturales o accidentes que puedan ocurrir en la zona, como son terremotos, riadas, huracanes, etc. También están diseñadas para el efecto que puedan producir otros sucesos no naturales, como: impacto de cuerpos a gran velocidad, etc.
Tanto en unos casos como en otros, el proyecto tiene en cuenta todos estos agentes, de tal forma, que en el caso de que alguno llegara a presentarse, la central sería capaz de soportar su efecto sin que pudiera afectar a la seguridad.
En relación con otro tipo de acciones no naturales, como son las acciones intencionadas de tipo terrorista, en todas las centrales existe un plan y medidas de protección física y de vigilancia que hacen muy difícil que tales acciones pudieran llevarse a cabo.