ESCASEZ DE ENERGÍA EN EL MUNDO

Se trata de una cuestión controvertida sobre la cual existen posturas enfrentadas. El desacuerdo está, tratando de simplificar al máximo, tanto en los datos de base para el análisis, como en la propia valoración de los mismos.

El primer punto se concreta en la estimación de los recursos y reservas mundiales de energía, tema sobre el que es preciso hacer algunas puntuaciones previas. La primera estriba en que es preciso desdeñar la idea de que tanto los recursos como las reservas son algo fijo o constante. En lo referente a reservas esto es fácil de entender puesto que avances técnicos o cambios en los precios relativos pueden convertir parte de los recursos en reservas, aunque lo contrario también puede suceder. Sin embargo, en lo relativo a recursos esta idea casi nunca se tiene en cuenta y es fundamental, pues los recursos, efectivamente, pueden agotarse si se utilizan, pero, asimismo, pueden incrementarse como consecuencia de los trabajos de exploración minera que permiten descubrir yacimientos antes desconocidos. Esto último viene sucediendo de forma bastante frecuente en los últimos decenios.

La segunda puntualización es la relativa a los métodos de cálculo de recursos y reservas que pueden presentar resultados finales con una considerable discrepancia cuantitativa.

Tomados en su conjunto los recursos energéticos con que cuenta la humanidad pueden evaluarse de relativamente abundantes, pues son suficientes para abastecer la demanda energética mundial durante más de un siglo, y esto en el supuesto, muy improbable, de que no se añadieran nuevos recursos al descubrirse yacimientos actualmente desconocidos. El plazo indicado parece suficientemente lejano como para poder rechazar las tesis apocalípticas que de forma más o menos periódica e interesada salen a la luz pública.

Sin embargo, el panorama optimista varía si del conjunto pasamos a las partes, pues, aunque las reservas de carbón y uranio son abundantísimas, las de hidrocarburos lo son bastante menos sobre todo las de petróleo, que resulta ser, desde hace más de un cuarto de Siglo, la energía primaria más utilizada. No obstante, el petróleo puede ser sustituido en bastantes aplicaciones -desde la calefacción a la producción de electricidad- por otras fuentes, como el carbón o la electronuclear.

Otra cuestión de interés es la relativa a la distribución geográfica de las reservas denominadas por grandes diferencias entre áreas y países. Así, América del Norte y la antigua URSS se reparten casi a partes iguales la mitad del total mundial, mientras que el Próximo Oriente alberga casi el 60 por 100 del petróleo y un alto porcentaje del gas natural. Por el contrario, Europa (excepto la URSS) es pobre en recursos energéticos, sobre todo en lo referente a hidrocarburos, aunque dispone de abundante carbón.

En definitiva, nuestro planeta cuenta todavía con recursos energéticos suficientes para continuar abasteciendo durante al menos medio siglo consumos similares a los actuales. Aunque desde la perspectiva económica el plazo parece no preocupante, para algunos puede parecer demasiado breve.