EL IMPACTO DE LAS CRISIS ENERGÉTICAS SOBRE LA ECONÓMICA MUNDIAL

Por su carácter paradigmático y por ser la más reciente (el conflicto del Golfo no supuso escasez de oferta y por ello no cabe considerarlo en sentido estricto como crisis energética) podemos centrarnos en la crisis energética iniciada en octubre de 1973 con la subida de los precios de los crudos y con restricciones de oferta aplicadas por los países de la OPAEP (Organización de los Países Árabes Exportadores de Petróleo), y alimentada por hechos similares en los años siguientes. Aunque los efectos fueron múltiples, algunos, por su relevancia, merecen ser destacados:
a) Se cerró un largo período de precios energéticos bajos y decrecientes y se abrió otro de precios altos y crecientes que duró casi un decenio.
b) El alza de los precios de los crudos -hecho desencadenante- fue acompañado de elevaciones -algo menores- en los precios de otras energías primarias.

c) El carácter aleatorio e imprevisible de las alzas de los precios de los crudos, unido a su falta de relación con los costes de extracción, provocó graves incertidumbres a corto y medio plazo sobre la conveniencia de realizar grandes esfuerzos inversores, tanto para desarrollar nuevas fuentes energéticas, como para investigar los recursos de las ya conocidas, si se exceptúa, claro, el caso de los hidrocarburos.

d) Los países industriales, todos grandes importadores de crudos, vieron sus economías muy afectadas por el alza de precios. De entrada, sufrieron un grave quebranto en sus balanzas comerciales, pero, además, su crecimiento cayó en picado, a la vez que sus tasas de inflación llegaron a dos dígitos y se elevó el paro muy por encima de las cifras del decenio precedente.

e) Dadas las interdependencias existentes en la economía mundial, la recesión de los países industrializados no tardó en generalizarse al resto, sobre todo por la vía del comercio internacional, que experimentó una fuerte contracción.

f) Los países exportadores de crudos, como era lógico esperar, se vieron muy beneficiados, obteniendo enormes superávit en sus balanzas comerciales al aumentar mucho sus ingresos, casi exclusivamente basados en la venta de crudos. Las reservas de divisas que acumularon (pues a corto plazo apenas si aumentó su propensión a importar), colocadas en los principales centros financieros internacionales -Nueva York, y Londres- beneficiaron a algunos países desarrollados, pero sometieron a grandes tensiones al sistema financiero internacional.

g) Las alzas del precio de la energía, la inflación subsiguiente y las políticas de ajuste provocaron cambios en la división internacional del trabajo, pues mientras ciertos países perdieron competitividad y cuota de mercado, otros aprovecharon la situación al tener ventajas de especialización en sectores no intensivos en energía.