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La expansión del comercio mundial.

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Comercio y desarrollo
Desde 1950 el comercio mundial se ha multiplicado por más de 20 y se ha expandido tres veces más rápido que el aumento de la producción mundial. El comercio internacional ha sido un importante factor estabilizador para muchos países y ha contribuido a la expansión económica incluso en momentos de debilitamiento de la demanda interna. Si bien el comercio internacional ha generado una mejora considerable del bienestar y la eficiencia, el público no percibe ello fácilmente. La competencia de las importaciones se traduce en una mejora del bienestar de los consumidores al aumentar las posibilidades de elección y la calidad, lo que hace bajar los precios de las mercancías y los servicios. Los productores locales encuentran insumos más baratos y de mejor calidad, lo que a su vez les permite ser más competitivos en los mercados locales o de exportación. Hoy sabemos que los países que abren sus mercados a las mercancías y los servicios extranjeros son los que obtienen la mayor parte de los beneficios que ofrece el comercio. En parte esto es así porque la mejora de las importaciones se traduce en una mejora de las exportaciones. En general, los beneficios se reparten entre la gran mayoría de los silenciosos consumidores y usuarios de insumos. Todos los indicadores económicos muestran que el comercio beneficia a la gran mayoría de las personas. Sin embargo, no cabe duda de que también hay perdedores, y por lo general los que pierden suelen estar mejor organizados y logran hacerse oír con respecto a los costos de la apertura del comercio. En muchas de nuestras sociedades el comercio es el chivo expiatorio al que atribuir la destrucción de empleos y el descenso del nivel de vida. A este respecto, los economistas coinciden también en que el principal responsable de la pérdida de puestos de trabajo en el sector manufacturero no es el comercio, sino los avances de la productividad gracias al progreso tecnológico. Es cierto que el comercio internacional contribuye a acelerar la transferencia de tecnología. La apertura de los mercados de servicios a los proveedores extranjeros ha facilitado el movimiento de ideas y personas, lo que ha permitido a los estudiantes recibir formación en el extranjero, y al mismo tiempo hacer que los viajes sean más seguros y más asequibles. Ahora médicos competentes de países en desarrollo pueden hacer sus diagnósticos en línea. Para los consumidores, esta nueva gama de opciones ha sido enormemente beneficiosa. El lado malo es la preocupación que ha despertado entre los obreros y los empleados de los países desarrollados, que temen que la tecnología haya expuesto sectores enteros de la economía a la competencia mundial. También es evidente que el crecimiento económico resultante de la expansión del comercio mundial no se ha distribuido homogéneamente dentro de nuestras sociedades, que han visto aumentar la desigualdad y los trastornos en sus tejidos económicos y sociales. El comercio también funciona mejor cuando los mercados nacionales pueden apoyar las políticas orientadas al exterior mediante la reducción de los costos de las transacciones, lo cual implica una infraestructura de transporte, logística, financiera y de distribución bien desarrollada y competitiva.

Ante esta “ansiedad de cambio”, los países desarrollados disponen de recursos mucho más vastos para anticipar y secuenciar los efectos de los cambios de las políticas comerciales: pueden invertir más y más rápidamente que los países más pobres en infraestructuras públicas, redes de protección social y programas de reeducación profesional, un aspecto que nosotros en la OMC y muchos de los organismos con los que estamos asociados tratamos de solventar con la iniciativa de Ayuda para el Comercio. Para que los programas de crecimiento y desarrollo de los países en desarrollo den sus frutos, estos países necesitan capital. Pueden atraerlo en forma de inversión extranjera, o pedirlo prestado o importarlo mediante el comercio internacional. La forma más segura, menos costosa y sostenible de obtenerlo es importarlo. Las políticas abiertas han cambiado considerablemente la cara de las economías emergentes. China, la India, México, Corea, Tailandia, Indonesia, la Argentina, Sudáfrica y Chile, por no hablar de los países de Europa Central y Oriental, han registrado excelentes resultados en varios sectores manufactureros. El comercio es un factor importante para su rápida industrialización. Todos esos países han utilizado a la OMC como ancla para su integración en la división internacional del trabajo. Los nuevos Miembros, a pesar de que se les concede cierta flexibilidad en el sistema, han sido muy claros en lo que respecta a la utilización de las normas de la OMC como base para las reformas internas que necesitan a fin de integrarse en la economía mundial. No hay mejor ejemplo de ello que Ucrania, país que ayer fue invitado formalmente a adherirse a la OMC. En términos comparativos, los nuevos Miembros de la OMC contraen compromisos considerablemente mayores, pero lograron espaciar su aplicación en el tiempo, manteniendo así el “control” de sus procesos de reforma. Al integrar gradualmente a esos países en la economía mundial, la OMC ha contribuido a incorporar a cerca de 1.500 millones de personas en la corriente del comercio mundial.

La asistencia técnica es fundamental para el éxito de la integración. Singapur nos recuerda a menudo que no hace mucho era un importante receptor de ayuda internacional, al igual que muchos otros países de ingreso mediano. La evolución de Singapur como actor mundial es un ejemplo que demuestra el éxito que puede obtener la cooperación técnica. En el marco del Programa de Doha para el Desarrollo (PDD) hemos establecido un sólido programa de asistencia técnica para el que se han desembolsado hasta ahora más de 100 millones de dólares encaminado a mejorar la capacidad de los Miembros de la OMC para participar efectivamente en el sistema multilateral de comercio. Sin embargo, la asistencia técnica no basta. Muchos países en desarrollo necesitan también solucionar los estrangulamientos de la oferta, que limitan su capacidad para responder eficazmente a la demanda internacional. La falta de una logística eficiente, una infraestructura pública deficiente y la ineficacia de los procedimientos aduaneros menoscaban su competitividad. A menudo la insuficiente capacidad para cumplir las normas sanitarias o fitosanitarias públicas o privadas o las normas de seguridad puede limitar el potencial de exportación. Al no existir redes de protección social, los costos de ajuste se acrecientan aún más. Segunda sesión

Incremento de la oferta exportable causas efectos.
¿Qué ventajas ofrece a las empresas? A medida que más y más empresas pequeñas y medianas extienden sus actividades al ámbito internacional, la noción abstracta de sistema mundial de comercio cobra un nuevo sentido. A los gobiernos, asociaciones sectoriales se plantean problemas similares, que deben abordar desde distintos ángulos. ¿Cómo definir normas que no resten competitividad a las industrias? ¿Es posible reducir en otros países los aranceles de productos que interesan al fabricante nacional? El CCI dispone de recursos que le permiten orientar adecuadamente a las empresas, asociaciones y autoridades. Una fuente esencial es el Sistema Mundial de Comercio: Guía para la Comunidad Empresarial, publicada en inglés a fines de 1999 por el CCI y la Secretaría del Commonwealth. En este artículo, adaptado de la Guía, se analiza el interés cada vez mayor que existe por los Acuerdos de la OMC y se destacan las ventajas que en ellos encuentran los empresarios.
Cuando se iniciaron las negociaciones de la Ronda Uruguay, en 1986, sólo unos pocos países en desarrollo se interesaron por las actividades del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), y enviaron negociadores a la sede del Acuerdo, en Ginebra. Crece el interés por el sistema de comercio mundial Ocho años después, en 1994, al concluir la Ronda Uruguay y constituirse la Organización Mundial del Comercio, el número de países negociadores había aumentado considerablemente. Hoy, casi todos tienen misiones permanentes en Ginebra. Los países Miembros de la OMC son 136, y más de 30 países en desarrollo y en transición están negociando su ingreso a la Organización, entre ellos algunos que ejercen una gran influencia en el comercio internacional, como China, la Federación de Rusia y Ucrania. ¿Qué factores han determinado este cambio de actitud frente a la OMC, y por qué hay tanto interés por participar en el sistema normativo creado por la Ronda Uruguay? He aquí algunos de los motivos: • El ritmo y alcance de la mundialización. La economía internacional se está «mundializando» rápidamente al amparo del comercio y de las corrientes de inversiones extranjeras directas. La revolución tecnológica de los transportes y las comunicaciones permiten que incluso los pequeños productores de países en desarrollo busquen mercados a miles de kilómetros de distancia. • Cambios en las políticas económicas y comerciales. La caída del comunismo facilitó la adopción paulatina de políticas de mercado en la mayoría de los países en que el comercio y la producción estaban bajo control estatal. Estos países, que antes comerciaban principalmente entre ellos, tienen una participación creciente en el comercio mundial. Muchos países en desarrollo han abandonado sus políticas de sustitución de importaciones y se han volcado a las exportaciones, esperando fomentar así su crecimiento. • Abastecimiento mundial. Es cada vez más corriente que las empresas compren componentes y productos intermedios en países donde los costos son menores, y que instalen allí unidades de producción. De ahí que los productos ofrecidos en el mercado – ya sean artículos de consumo, como la confección, duraderos, como los refrigeradores, o de capital – sean a menudo fabricados en más de un país.
La mayor dependencia de los gobiernos y las empresas respecto del comercio – a la vez como exportadores e importadores de bienes y servicios – les ha hecho cobrar conciencia de que el sistema internacional puede ayudarles a proteger sus intereses comerciales.

Las normas comerciales son una garantía de que el acceso a los mercados extranjeros no será interrumpido por la aplicación de aranceles más elevados o de límites a las importaciones, y que podrán importarse, sin demoras, suministros de costo competitivo. Así, las empresas pueden planificar sus exportaciones sin temor a perder mercados a raíz de las medidas que podrían tomar los gobiernos extranjeros. Ventajas para las empresas ¿Cómo influye el sistema de la OMC en las decisiones sobre comercio internacional tomadas por las empresas y las asociaciones sectoriales? Dicho sucintamente, los gobiernos acuerdan facilidades de acceso a los mercados, que las empresas deben convertir en oportunidades comerciales. Sin embargo, los sectores empresariales de muchos países en desarrollo no conocen del todo las cualidades del sistema, principalmente debido a su gran complejidad, por lo que hasta ahora no han podido familiarizarse con las normas ni aprovecharlas. Por ejemplo, pocos saben que el régimen jurídico no sólo prevé ventajas para las industrias y empresas mercantiles, sino que también les confiere derechos. Ventajas para los exportadores • Acceso seguro. La fijación de límites máximos a los aranceles es una garantía de libre acceso a los mercados, lo que permite que las industrias exportadoras planifiquen las inversiones y la producción en condiciones de mayor certidumbre. En el comercio de bienes, la OMC ha establecido valores máximos para casi todos los aranceles de los países desarrollados y para muchos aranceles de los países en desarrollo y en transición. Este mecanismo asegura que los países importadores no podrán restringir el acceso a sus mercados (facilitado tras las reducciones de los aranceles acordadas e incorporadas en las listas de concesiones de cada país) aplicando aumentos repentinos a los derechos de aduana u otras restricciones. En el comercio de servicios, los países han convenido en no aplicar a los productos y proveedores extranjeros más restricciones que las condiciones y límites previstos en las listas nacionales de compromisos.
• Estabilidad del acceso. El sistema garantiza la estabilidad del acceso a los mercados de exportación, pues todos los países están obligados a aplicar las normas uniformes previstas en los Acuerdos. Las normas nacionales (relativas al cálculo del valor imponible en aduana, la verificación de la conformidad de los productos, o la extensión de licencias de importación, por ejemplo) deben ajustarse a las disposiciones de los Acuerdos correspondientes. Ventajas para los importadores
– Las empresas importan con frecuencia materias primas, productos intermedios y servicios que utilizan para sus exportaciones. A fin de facilitar las importaciones, la regla básica consiste en autorizarlas sin otro requisito que el pago de aranceles; toda otra disposición nacional que se aplique en la frontera debería concordar con las normas estipuladas en los Acuerdos.
– De esta manera, los exportadores tienen un mínimo de garantías de obtener las mercancías que necesitan oportunamente y a un costo competitivo. Los aranceles máximos también dan la seguridad de que no aumentarán los costos de importación.
Derechos de productores e importadores nacionales Algunos de los Acuerdos exigen que la legislación de los países Miembros reconozca determinados derechos de los productores e importadores nacionales, que los gobiernos deberán hacer respetar. En relación con otros derechos, a los gobiernos sólo se les pide que hagan lo posible para que las partes interesadas puedan ejercerlos plenamente. Entre los derechos con fuerza ejecutoria figuran los derivados del Acuerdo sobre Valoración en Aduana, que obliga a los gobiernos a garantizar por ley el derecho de los importadores a: • justificar un valor declarado, si la aduana manifiesta dudas en cuando a su veracidad, y • exigir que la aduana indique por escrito los motivos que tiene para rechazar el valor declarado, a fin de recurrir contra tal decisión ante las autoridades competentes. Entre los derechos que no implican para las autoridades más que el deber de favorecer su ejercicio se incluyen los previstos en el Acuerdo sobre Procedimientos para el Trámite de Licencias de Importación, en virtud del cual las licencias deben extenderse dentro de ciertos plazos después de que se soliciten. En este ejemplo, si la legislación nacional no dispone algo distinto, el importador sólo puede esperar que la licencia será extendida en el plazo estipulado.
El ejercicio de tales derechos suele depender de condiciones que deben cumplir la industria o empresa nacional. Por ejemplo, una industria tiene derecho a solicitar a las autoridades que aumente provisionalmente el nivel de protección, tomando medidas de salvaguardia o imponiendo derechos antidumping, si considera que hay dumping comercial, o aplicando derechos compensatorios si los precios de los productos de importación están subvencionados. El reclamante debe demostrar que el aumento de las importaciones de los productos en cuestión perjudica al sector nacional. Derechos de los exportadores Un ejemplo de los derechos creados por los Acuerdos en favor de los exportadores es el de presentar pruebas para sustentar la aplicación de derechos antidumping o compensatorios. Cuando las autoridades de los países importadores no dan cumplimiento a los derechos de los exportadores, éstos no pueden solicitar reparación en forma directa. Los recursos deben presentarse al propio gobierno, que puede realizar gestiones bilaterales ante el gobierno del país importador. De ser necesario, el gobierno puede recurrir también a los mecanismos de arreglo de litigios de la OMC. Influir en las negociaciones La responsabilidad del sector privado no se limita a señalar a la atención de los gobiernos los problemas prácticos que encuentran. Los empresarios y sus asociaciones deben ejercer una vigilancia continua sobre la evolución de los trabajos de la OMC. La adopción de los Acuerdos no puso fin a las negociaciones. De hecho, siguen celebrándose algunas que tienen importantes repercusiones para el comercio, sobre todo durante los períodos de examen del funcionamiento de dichos Acuerdos. Las observaciones de los círculos empresariales sobre los problemas prácticos surgidos (por ejemplo, en cuanto a las normas técnicas o las medidas sanitarias y fitosanitarias aplicadas a las importaciones) son de gran utilidad para las autoridades a la hora de negociar modificaciones de los Acuerdos. Por otra parte, la OMC ha emprendido el análisis de seis nuevos temas, con el objeto de determinar si es conveniente adoptar normas al respecto. La opinión de los empresarios sobre la forma de promover sus intereses e inquietudes reviste una importancia decisiva en el proceso de toma de decisiones políticas con respecto a estas materias: comercio electrónico, medio ambiente, inversiones, competencia y transparencia de las compras públicas.