Los retos del desarrollo urbano sostenible en Europa y Latinoamérica.
La problemática urbana en las dos regiones tiene grandes diferencias.
Las ciudades europeas están en fase de crecimiento lento, o perdida de población a favor de los entornos metropolitanos y las ciudades medias de las grandes regiones urbanas. La problemática mas sentida por la población y las instituciones es la relacionada a la creación de empleo, la degradación ambiental y el déficit democrático que aleja a los ciudadanos del interés por la gestión de los asuntos públicos.
Las negativas politicas economicas realizadas en Latinoamerica, fundamentalmente en los años setenta, que indujeron a una concentración indiscriminada de los medios de producción y el empleo en las ciudades, descapitalizando el campo y obligando a grandes migraciones internas (en 1950, la población total de America Latina era de 158 millones de habitantes, de los cuales 65 millones eran urbanos, el 41%; en 1990 de la población de 439 millones, 318 eran urbanos, el 72%.
El desplazamiento de la población rural a las ciudades se ha realizado a un 4,5% anual. A los problemas de empleo, deterioro ambiental y déficit democrático, que caracterizan a las ciudades europeas, se suman la pobreza extrema muy extendida, sobreexplotación de recursos naturales, aparatos administrativos ineficientes basados en situaciones políticas difíciles para la consolidación de la democracia, y, en relación con nuestro tema de trabajo, escasez y deficiencia de instrumentos de intervención (regulaciones, información, etc.) y de capacidad financiera.
2.1. La problemática urbana en Europa
En las ultimas décadas ha habido cambios significativos en las ciudades europeas. Las relaciones sociales urbanas son ahora sustancialmente distintas, como se puede observar en los cambios que se han producido en: la estructura física de la ciudad y la localización de las actividades, con crecimiento disperso apoyado en el transporte privado y declive de algunas instalaciones y barrios de las zonas interiores de la ciudades; los cambios en las formas de producción y las pautas de consumo; las formas de convivencia (vida social, participación política, etc); y las relaciones ecológicas, de utilización de los recursos naturales próximos y lejanos.
Hay cuestiones que no se han sabido resolver y se mantienen como problemas, y también hay nuevas cuestiones que empiezan a emerger con la integración europea y los procesos de mundialización y globalización. Sin embargo, también puede observarse como muchos barrios, ciudades pequeñas y territorios, han empezado a desarrollar nuevas formas de actuación para la integración social, el desarrollo local y la sostenibilidad ambiental. No pueden considerarse aún como un modelo de desarrollo sostenible, pero si son nuevas formas de gestión y de participación democrática, que indican caminos.
En la Unión europea la preocupación por estos problemas se manifestó de forma explícita en 1990 con la aprobación del Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano. En 1992 el Tratado de la UE aprobado en Maastricht consideró el crecimiento sostenible como un objetivo a promover y así se contemplo ese mismo año en el V Programa de Medio Ambiente. Posteriormente se creó la Agencia Europea de Medio Ambiente que mantiene un seguimiento de la situación ambiental en Europa. (http://www.eea.eu.int)
En 1991 se creo el Grupo de expertos de Medio Ambiente Urbano que en 1993 inició el proyecto Ciudades Sostenibles, que entre otros resultados publicó en 1996 el informe Ciudades Europeas Sostenibles. Paralelamente en 1994 se celebró la primera Conferencia de Ciudades sostenibles que dio lugar a la Carta a de Aalborg suscrita hoy por mas de 600 Entes Locales europeos que se comprometen el desarrollo de políticas de sostenibilidad urbana, y que participan en la Campaña Europea de Ciudades Sostenibles. Las conferencias de Lisboa en 1998 y Hannover en 2000, han continuado con el desarrollo de estas políticas y han puesto en marcha entre otros procesos el proyecto Indicadores Comunes Europeos: hacia un perfil de la sostenibilidad local, que se desarrolla a través de los municipios que se adhieren al mismo.
http://www.sustainable-cities.org
En 1998 la Comisión publicó su Marco de Actuación para el Desarrollo Urbano Sostenible, estableciendo los criterios de Actuación de la Comisión en la aplicación de los Fondos (FEDER y FSE) en la Agenda 2000, para mejorar la sostenibilidad del desarrollo europeo. http://www.inforegio.cec.eu.int/urban
El Marco de actuación planteaba una serie de cuestiones desde una optica integral, sirviendo para orientar y coordinar la intervención comunitaria dentro de la Agenda 2000 en relación con los problemas urbanos, dirigiéndola a cuatro objetivos de actuación que se consideran estratégicos e interdependientes:
Acrecentar la prosperidad económica y el empleo en las ciudades.
Fomentar la igualdad, la integración social y la regeneración en las zonas urbanas.
Proteger y mejorar el medio ambiente urbano: hacia una sostenibilidad local y mundial.
Contribuir a un buen gobierno urbano y a la participación ciudadana.
2.2. La problemática de las ciudades latinoamericanas.
Las ciudades de América Latina comenzaron a traspasar los limites de la ciudad historica a finales del siglo XIX y principios del XX. En esta epoca se produce una renovación de los trazados urbanos, que a partir de la segunda parte del siglo XX se convertira en un crecimiento sin orden y continuidad.
Ante la evidencia de su crecimiento, algunas ciudades como Buenos Aires y Santiago de Chile, adoptaron medidas para garantizar la continuidad del tejido urbano, y otras como Lima y Ciudad de México, encontraron en su expansión nuevas formas de ordenación interna. La ruptura con los trazados tradicionales es denominador común en ciudades como La Habana, Cartagena, Veracruz y Panamá que tarde o temprano superaron sus recintos amurallados.
Con mayor o menor éxito en la adopción y aplicación de medidas de control de la expansión, el resultado de estos procesos de transformación y densificación urbana fue, sin duda, el de una espontánea irregularidad originada entre otras por la subdivisión de predios, el desplazamiento del uso residencial por el comercial y el surgimiento de la arquitectura monumental. El sistema urbano de entonces articulado alrededor de las relaciones entre los poderes gubernamental, religioso y económico, – que dieron pie al establecimiento de diferentes tipologías urbanas en la región latinoamericana -, cede con el tiempo en razón de la presión poblacional y a favor del modelo económico, desestructurando las diferencias clásicas entre las ciudades y configurando hoy día un escenario problemático relativamente homogéneo.
Un paradigma que guió su construcción fue la utilidad del corto plazo, el dominio de las ideas a favor del crecimiento material y a costa del deterioro de los recursos naturales y del ambiente, la ocupación espontánea, acelerada y caótica del espacio, la ruptura con el ámbito regional, la concentración de los beneficios sociales en las élites económicas y políticas, la imitación de los patrones de consumo de las grandes metrópolis del mundo, la pérdida de un referente de urbanización a escala humana, el ejercicio de un poder autoritario, vertical y jerárquico, la exclusión y la marginación de un importante sector de la población y la segmentación social.
El modelo vigente de las actuales ciudades está conduciendo a catástrofes sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales que dan la apariencia de una crisis total del desarrollo urbano, con consecuencias nefastas para el individuo, la sociedad y la naturaleza. Hoy, las ciudades de América Latina albergan el 75% de la población, el 33% de la misma no tiene hogar y del 30% al 50% vive en áreas marginales o subnormales. el desequilibrio entre el crecimiento vertiginoso de la población y la distribución inequitativa de la riqueza son generadores de los mayores problemas de los asentamientos humanos: la urbanización y la marginalidad.
Todo esto se evidencia en la manera como la sociedad se relaciona con la naturaleza (crisis ambiental), en la construcción de sociedad (precariedad del espacio público, competencia salvaje, fragmentación del tejido social, dominación, exclusión y violencia), en la manera de asumir la productividad (ahorros de tiempo y costos por unidad de producción sin consideración de la entropía causada), y en la responsabilidad con las necesidades futuras (el mercado no tiene en cuenta las generaciones venideras ni la disponibilidad de recursos, ni la satisfacción de necesidades materiales que él mismo ha creado).
En consecuencia. las ciudades latinoamericanas presentan una limitada sostenibilidad. Su huella ecológica es de desequilibrio, de saqueo, de destrucción, de abuso y desuso. Aunque hay tendencias a hacer de lo público un espacio de nadie o simplemente privado, en los últimos años, desde los municipios fundamentalmente se ha llevado a cabo una lucha por lo público y lo comunitario, para que el consumismo imitativo no arrase con las señas de identidad de sus pueblos
Transformar este acontecer a partir de una nueva concepción ética y pragmática, es el principal desafío que enfrentan los ciudadanos latinoamericanos. La superación implica un cambio en las formas, contenidos y procesos desde la cultura y la política, a través de los ámbitos social, económico, tecnológico y educativo.
El marco de actuación
El marco para la actuación ambiental urbana en América Latina se basa en los contenidos de la Agenda 21, y en las recomendaciones de las agencias internacionales – BID, Banco Mundial, CEPAL, Habitat -, y diferentes foros interparlamentarios y gubernamentales, que coinciden en el tratamiento prioritario de los siguientes temas y fenómenos asociados:
El empobrecimiento y enriquecimiento insostenibles. Que se manifiesta en la distribución inequitativa de los ingresos, en el desempleo y subempleo, en patrones insostenibles de consumo, y en la informalidad.
La desarticulación entre ciudad – entorno – región. Cuyas manifestaciones son la presión desmedida sobre los recursos del entorno a través de la expansión sin control de las áreas urbanas, la explotación irracional de los recursos, la deforestación, los asentamientos en zonas de riesgo y el desaprovechamiento y subutilización de los recursos.
Las limitaciones de los gobiernos locales. La falta de capacidades locales para la planeación del largo plazo y para la gestión, la discontinuidad administrativa, las legislaciones puramente sectoriales, los sistemas deficientes de control social, las deficiencias en la instrumentación y aplicación de políticas públicas, la superposición y compartimentalización de organismos, y la corrupción.
Las deficiencias en educación, participación y organización social. La falta de conciencia y de conocimientos de los grupos humanos sobre los efectos del modelo de desarrollo en el medio ambiente urbano. La fragmentación social, la violencia, la brecha comunicacional y las dificultades para acceder a la información.
La insuficiencia de recursos técnicos y financieros. Políticas tecnológicas inadecuadas, debilidad del conocimiento especializado en materia ambiental urbana, pocos recursos para programas ambientales, desarticulación entre los sistemas de ciencia y tecnología y el aparato productivo, falta de evaluación económica y de indicadores de impacto.
La desaparición del patrimonio empírico, cultural y tecnológico. Pérdida de conocimientos y experiencias autóctonas, pérdida de integración entre patrimonio natural y cultural.
Las modalidades de ocupación y uso del suelo. Desbalances en la distribución de población – congestión y hacinamiento-, deficiencias habitacionales y de equipamientos y mala asignación de los usos del espacio, asentamientos desordenados en ecosistemas frágiles, falta de armonía entre asentamientos y base de recursos, movimientos poblacionales masivos, problemas de provisión y tenencia de la tierra.
Estos asuntos transversalizan la concepción de las políticas públicas en materia de gestión ambiental urbana, así como la planeación, los instrumentos de gestión, las estrategias para la acción, el control, seguimiento y evaluación de los planes, programas y proyectos sectoriales.