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La problemática de los recursos naturales en el medio urbano

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LOS RECURSOS QUE HAY QUE GESTIONAR

Los “recursos naturales” son la base de la vida y de todo “desarrollo sostenible”. Entre estos recursos, cabe diferenciar los recursos «materiales» y los recursos «energéticos». Es necesario, además, tener en cuenta los elementos medioambientales principales tales como el aire, el agua, el suelo, la biodiversidad e incluso el silencio. Es necesario realizar en cada ciudad un inventario de los diferentes recursos y gestionarlos racionalmente en aras de la economía, por una parte, (no malgastarlos) y por otra, para evitar la contaminación y los efectos nocivos en la calidad de vida, e incluso en la salud pública y la supervivencia.

LOS RECURSOS MATERIALES

En lo que respecta a los recursos materiales, es indudable que el medio urbano no es, normalmente, el primer receptáculo (prácticamente no existen explotaciones materiales situadas en el centro de las ciudades). Esto no significa en absoluto que estos recursos no deban ser catalogados por los responsables municipales.

En todo caso, conviene tener en cuenta la existencia de grandes cantidades de residuos – es decir, materias primas secundarias- en el medio urbano. Uno de los principales ejes de la política de «recursos materiales-residuos» se centra principalmente en las ciudades.

LOS RECURSOS ENERGÉTICOS

En lo que respecta a los recursos energéticos, es evidente que las ciudades desempeñan un papel protagonista… debido a la calefacción, el transporte, y las diferentes actividades económicas (presentes en el medio urbano).

Les incumbe, por tanto, desarrollar ciertas actuaciones en materia energética, en la medida de lo posible, energías limpias y renovables.

Son ellas también las que deben desarrollar acciones que contribuyan al uso racional (reduciéndolo) de la energía.

EL AGUA Y EL AIRE

Es evidente que el agua y el aire constituyen recursos indispensables para la vida. En lo que concierne al aire, su calidad a veces se ve seriamente amenazada en las ciudades. Por tanto, las autoridades locales deben actuar de modo que se garantice el respeto de ciertas normas, tanto de inmisión como de emisión, y prever al mismo tiempo una planificación real de las diferentes acciones de lucha contra la contaminación atmosférica (especialmente en lo relacionado con la movilidad o con el consumo de energía).

En lo que respecta al agua, se trata de un recurso natural que plantea problemas en el medio urbano, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Cada ciudad debe desarrollar una política de abastecimiento y distribución del agua. Por otra parte, la calidad del agua (y en la medida de lo posible su potabilidad) requiere la aplicación de medidas de saneamiento, vigilancia y control.

EL SILENCIO

Es cierto que el silencio no siempre aparece como un elemento importante en cuanto a los recursos que tienen que gestionar las ciudades. Sin embargo, no debe subestimarse la amplitud de los problemas del ruido ya que a veces representa un peligro para la salud pública (que puede llegar a ser muy graves), y ello sin mencionar la falta de calidad de vida.

EL SUELO

El suelo, en cuanto recurso-espacio, debe, naturalmente, ser gestionado por las ciudades mediante políticas de ordenación territorial.

Por otra parte, la calidad del suelo –y la presencia de lugares contaminados, por ejemplo por basureros incontrolados, depósitos de combustibles o diferentes actividades industriales contaminantes- implica la aplicación de políticas urbanas de gestión, con carácter reparador y también preventivo.

Y hablando del suelo, es indispensable hacer mención de la naturaleza y la biodiversidad en el medio urbano.

Desde el punto de vista del mantenimiento y de una sana evolución de la biosfera, aparte del indispensable respeto de ciertos equilibrios ecológicos (incluso en las ciudades), hay que destacar que la disponibilidad y la calidad de los espacios verdes constituyen, para muchos ciudadanos, un factor clave de la vida.