La planificación urbana.
Sin embargo la planificación urbana y la actuación en la ciudad, no contemplan normalmente el objetivo de aumentar la complejidad, ni tampoco se plantean lograr la mejora de la complejidad y la habitabilidad con eficacia ambiental y social, sin sobrecargar innecesariamente a otros ecosistemas que los sustentan por encima de su capacidad de carga.
La ciudad abandonada a los mercado inmobiliarios y de servicios, busca posicionarse mejor que otras ciudades en la explotación de los recursos sin tener en cuenta los limites que puedan tener. Se ocupa mas suelo, se desestructura más el territorio, hay mas obsolescencia de lo existente, se reduce la complejidad, se aumenta la fragmentación social y se despilfarran más los recursos.
El programa 21, impulsado por Naciones Unidas, y suscrito por muchas naciones así como por múltiples organizaciones de la sociedad civil, rechaza rotundamente la idea de que las fuerzas del mercado sin directrices ni regulaciones puedan resolver los graves problemas ambientales, económicos y sociales. El desarrollo sostenible sólo es posible si se planifica expresamente.
Las cuestiones apuntadas para lograr un desarrollo más sostenible requieren un proceso largo y profundo de análisis simultáneo y participado de un gran número de aspectos, objetivos cuantificables y fechados para realizar lo que se decide, actuaciones integradas y sistemas de control a largo plazo.
Son necesarias estrategias y planes en todos los niveles de gobierno, como por ejemplo: estrategias internacionales para la biotecnología y la salud, nacionales para el uso de los recursos, regionales basadas en las cuencas hidrográficas, estrategias urbanas de configuración y funcionamiento de las ciudades, etc. La agenda local 21 plantea la participación de los entes locales en el programa, ya que muchas de las actuaciones necesarias solo son posibles si se hacen en el nivel local y con el convencimiento y complicidad de los ciudadanos, las empresas, los agentes públicos, etc.