Gestión del aire o lucha contra la contaminación atmosférica.
El aire, elemento necesario para la vida, debe satisfacer ciertas condiciones, cuantitativas y cualitativas, que dependen tanto de actividades humanas (primarias, secundarias y terciarias) como de actividades naturales (volcanes, incendios, etc.).
La gestión de este recurso implica la reducción de ciertas fuentes de contaminación y la impulsión de ciertos procesos de regeneración y filtrado.
En las zonas urbanas, los contaminantes atmosféricos son relativamente numerosos y múltiples. Algunos de ellos provocan irritaciones oculares y cutáneas y también, en ocasiones, enfermedades respiratorias e incluso cánceres.
Por otra parte, degradan tanto los edificios como el medio natural, contribuyendo, además, a fenómenos globales tales como la disminución de la capa de ozono de la estratosfera, la acidificación, el efecto invernadero y los cambios climáticos.