ESTRATEGIAS PARA PROGRAMAS DE ÉTICA CORPORATIVA
Los retos éticos y la globalización.
La solidaridad se enfrenta al hecho de que aunque la globalización está permitiendo un fuerte crecimiento y está impulsando aperturas e innovaciones diversas, el modo como lo está haciendo está siendo fuente de graves injusticias y problemas. Algunos proponen comenzar haciendo una distinción utilizando dos palabras que a veces se usan como sinónimos:
Mundialización: apunta al horizonte de un mundo interconectado e interdependiente. Puede verse como el fin al que cabe aspirar, en la medida en que se insista en los aspectos cualitativos del bienestar, en la justicia y en la solidaridad;
Globalización tecno-económica: podría ser el medio si se realizara adecuadamente, para lo que debe quebrarse su dinámica actual.
Para ello, en cualquier caso, es preciso, por un lado crear una potente dinámica de la sociedad civil internacional y, por otro lado, es preciso crear fuertes instituciones internacionales de distribución. Serían dinámicas íntimamente interrelacionadas que expresando la solidaridad son las vías de realización de la justicia y la igualdad.
La dinámica de la sociedad civil internacional solidaria se está expresando en estos momentos en el movimiento antiglobalización, que algunos prefieren llamarlo movimiento por la justicia global, y que se hace especialmente visible en las manifestaciones ante las cumbres de instituciones internacionales a las que se acusa de gestionar la globalización en beneficio de los aventajados en la misma. De él cabe decir: Que marca un camino: el de luchar contra los efectos perversos de la globalización asumiendo las posibilidades que ofrece para la solidaridad, a través de la creación de redes específicas;
Que pide que se avance de lo crítico –sin dejarlo- a lo propositivo. En este sentido, no basta con manifestaciones del tipo de las que se inician en Seattle. Se precisan iniciativas cada vez más sólidas del tipo de las que se inician con la Conferencia Mundial de Porto Alegre;
Que debe hacerse una autocrítica. Al menos en dos sentidos: 1) de las connivencias con la violencia que se dan en él; 2) de ciertas alianzas extrañas: tiene por ejemplo poco sentido aliarse con los agricultores europeos que lo que quieren es el proteccionismo de sus productos frente al Sur;
Que conviene articular adecuadamente el posibilismo con la utopía. Lo primero no quiere decir ser timorato. Por ejemplo, buscar la implantación de la tasa Tobin, podría ser posibilista. Pedir la condonación de la deuda externa del Sur reorientando socialmente los recursos liberados podría ser posibilista. Potenciar con nuestras inversiones los fondos éticos de inversión que discriminan éticamente a las empresas puede ser transformador en la medida en que se generalizan razonablemente. Apoyar el consumo solidario (comercio justo) podría ser concienciador y motivador de cambios relevantes en la dinámica del comercio mundial.